Pasajes interestelares 4
Capítulo 4
Desidia
Hambre en la ciudad capital. Caen cartones de los balcones en la nueva Roma. Varias personas en las calles esperan, con brazos anhelantes, las migajas que brindan, mezquinamente, las pelucas enjoyadas del barrio.
Indicios de maldad. Mezquindad e indiferente emergen del resentimiento clasista del dueño del petróleo; en un lago escondido lava el oro incaico manchado de sangre. Invirtiendo están, el dueño y el patrón, en una casa rosa donde pululan payasos con bisoñés dorados.
Atisbos de esclavitud. Puentes hacia un precipicio que construimos día a día en comunidad. Un conjunto de personas viviendo en un mismo territorio pero sin mirarse a la cara. Gente que se inmola en plazas pero nadie los mira. Todos agachan la cabeza y continúan produciendo lo que el patrón manda.
Signos de la desidia. Una almita camina por este sendero juntando cartones, trotando en trueques de supervivencia. Escucha el tren a lo lejos, una almita desea el dulce regalo de las sonrisas de sus hijos al cruzar la puerta de la casa.
Pez Interestelar
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